Ser un "loser" -es decir, un auténtico perdedor- ya no es motivo de vergüenza para nadie. Desde que Roberto Pettinato se propuso reivindicar el honor de las personas a las que todo les sale mal, el saludito con la "L" sobre la frente se convirtió en objeto de orgullo y moda.
El Grupo Fiat (que como empresa supo tener sus grandes momentos "loser") decidió subirse a la nueva tendencia y reunió a los deportistas más destacados del género de los desafortunados para su nueva campaña publicitaria. Así convocó a Michael Schumacher (que se destacó por una temporada 2005 olvidable) y lo juntó con los grandes perdedores del deporte mundial: el equipo jamaiquino de bobsleigh. Procedentes de un país donde los únicos hielos se encuentran en los congeladores, estos gigantes morenos se hicieron famosos por intentar sin éxito desde 1987 imponerse en las carreras de trineos de alta velocidad de los Juegos Olímpicos de Invierno. Incluso los productores de Disney se conmovieron con los esfuerzos vanos de los atletas caribeños y filmaron una película humorística donde elevó hasta el absurdo su gloriosa condición de perseverantes fracasados.
Durante el 2006, tanto Schumacher en la Fórmula 1 como los jamaiquinos en las Olimpíadas de Invierno de Turín, acompañarán la nueva estrategia comercial de Fiat para que el mejor, por una vez, sea el perdedor. En caso de repetir los calamitosos resultados del año pasado, Schummy habrá encontrado una nueva y original excusa para responder a las molestas preguntas de la prensa: "Yo pierdo por obligaciones de contrato", podrá decir.

Argentinos en las Olimpíadas de Turín