La revista "Forbes" calificó a John DeLorean como "un personaje trágico" y por cierto lo fue. Diseñador del Pontiac GTO, DeLorean fue uno de los ejecutivos más excéntricos que recuerda Detroit. Estaba encaminado a ser presidente de General Motors, pero en 1973 dejó todo para abrir su propia fábrica de autos. Convenció al Gobierno británico del futuro de su proyecto y consiguió un crédito oficial para abrir una fábrica en Belfast, en medio de la guerra civil de Irlanda del Norte. A los pocos meses de iniciar la producción, la empresa quebró de manera estrepitosa y gran parte del dinero se esfumó. DeLorean fue arrestado en Los Ángeles por intentar vender cocaína por valor de 24 millones de dólares para salvar a su empresa de la quiebra. Deprimido y olvidado, DeLorean falleció en marzo del 2005 a los 80 años. Su mayor legado al mundo de los autos fue este peculiar deportivo del que se construyeron 9.000 unidades. El DMC-12 tenía sólo 130 caballos de potencia, pero su carrocería de aluminio, su diseño galáctico y las puertas tipo "alas de gaviota" lo condenaron a la fama eterna cuando fue elegido para protagonizar la saga de películas de "Volver al futuro".