Lady Di le dio su primer escándalo a la Realeza Británica cuando en 1983 fue fotografiada al volante de un Volkswagen Golf Cabrio. La joven princesa de Gales había rechazado la flota oficial de Rolls-Royce, Jaguar y Range Rover para manejar un auto alemán. Una inmoralidad. Como muchas de las cosas que hizo Diana en su vida, eso fue suficiente para que el pequeño descapotable se pusiera de moda en todo el mundo. En aquellos años, manejar al aire libre era un lujo que sólo podían brindar los autos más caros del mercado. El éxito del Golf forzó al resto de los fabricantes a incluir cabriolets en sus versiones más económicas, como ocurrió con los Peugeot 205 y Ford Escort. El Golf Cabrio fue el auto cool por excelencia de los '80, hasta que Diana lo cambió por un Mercedes 500 SL, también alemán.