Pensamientos durante la primera cita
Ella: “Este imbécil ya lleva media hora de retraso.”
El: “Esta mina vive tan lejos que tengo que ir regulando, sino no llego con la nafta.”
Ella: “Espero que tenga un buen auto.”
El: “Pensar la nafta que estoy gastando por salir con esta chirusa…”
Ella: “¡Pero qué ruido que hace este auto, por Dios!”
El: “¿La vendrán a buscar muy seguido con un auto aspirado que hace el cuarto de milla en menos de 15 segundos?”
Ella: “¡Qué olor a nafta y caucho que hay acá adentro!”
El: “Epa, ¿por qué se ahoga el motor?”
Ella: “¿No tiene reproductor de MP3 este rata?”
El: “¡Cómo suenan los carburadores! Ni vale la pena prender el estéreo.”
Ella: “Este nabo nos va a matar con esta banana. ¡Se cree Schumacher!”
El: “¡Qué paliza le pegué a ese Gacel en el semáforo!”
Ella: “Espero que al menos me lleve a un buen restarurante.”
El: “Si no encuentro una cochera techada, no me bajo ni loco”
Ella: “¿Por qué no entrará al hotel de una vez? ¡Es un quemo estar parado en la puerta!”
El: “¡Qué pedazo de escalón tiene la subida al hotel! ¿Tocará abajo?”
Ella: “Al fin entramos, ¿pero ahora por qué mira a cada rato para afuera?
El: “¿Estará seguro el auto ahí?”
Ella: “¿Y ahora por qué salió de la habitación?”
El: “Uy, pensé que me había dejado la puerta mal cerrada. ¡Qué susto!”
Ella: “Espero que me lleve de una vez a casa y prenda la calefacción de esta catramina, que tengo frío.”
El: “¡Que frío que hace! Pero la calefacción la saqué a martillazos para poner los carburadores nuevos.”
Ella: “¡¿Y ahora?! ¡¿Por qué se paró en medio de la calle?!
El: “Sonamos, rompí. ¿Llamo a la grúa?”
Ella: “Espero que tenga un buen auto.”
El: “Pensar la nafta que estoy gastando por salir con esta chirusa…”
Ella: “¡Pero qué ruido que hace este auto, por Dios!”
El: “¿La vendrán a buscar muy seguido con un auto aspirado que hace el cuarto de milla en menos de 15 segundos?”
Ella: “¡Qué olor a nafta y caucho que hay acá adentro!”
El: “Epa, ¿por qué se ahoga el motor?”
Ella: “¿No tiene reproductor de MP3 este rata?”
El: “¡Cómo suenan los carburadores! Ni vale la pena prender el estéreo.”
Ella: “Este nabo nos va a matar con esta banana. ¡Se cree Schumacher!”
El: “¡Qué paliza le pegué a ese Gacel en el semáforo!”
Ella: “Espero que al menos me lleve a un buen restarurante.”
El: “Si no encuentro una cochera techada, no me bajo ni loco”
Ella: “¿Por qué no entrará al hotel de una vez? ¡Es un quemo estar parado en la puerta!”
El: “¡Qué pedazo de escalón tiene la subida al hotel! ¿Tocará abajo?”
Ella: “Al fin entramos, ¿pero ahora por qué mira a cada rato para afuera?
El: “¿Estará seguro el auto ahí?”
Ella: “¿Y ahora por qué salió de la habitación?”
El: “Uy, pensé que me había dejado la puerta mal cerrada. ¡Qué susto!”
Ella: “Espero que me lleve de una vez a casa y prenda la calefacción de esta catramina, que tengo frío.”
El: “¡Que frío que hace! Pero la calefacción la saqué a martillazos para poner los carburadores nuevos.”
Ella: “¡¿Y ahora?! ¡¿Por qué se paró en medio de la calle?!
El: “Sonamos, rompí. ¿Llamo a la grúa?”
# por Anónimo - 16 abril, 2007 11:40
Moooi bueeeeeno.
Sobre todo para los que, alguna vez, alimentamos de nuestro bolsillo un motor de algo más de 4 litros vagando por la noche de Buenos Aires.
# por Pablo - 16 abril, 2007 18:08
Felicidades por el blog y por lo de "La Voz" Gracias! ;-)
# por Anónimo - 24 abril, 2007 17:33
Lo lei en varios foros, y refleja en gran parte la enfermedad que tenemos algunos x los fierros.
Me gustaria leer algun comentario tuyo respecto a esta "moda" de asociar cualquier accidente de transito en el que muere alguien con una picada ilegal.
La verdad es que los que tienen un auto preparado y van a correr las legales a los lugares autorizados, tienen que bancarse que los señalen con el dedo y los metan en la misma bolsa que un nene de mama que viajaba a 100 por libertador :P
Publicar un comentario