El mundillo de las celebridades ecologistas entró en shock el mes pasado cuando el flamante y gloriosamente ecológico Lexus LS600h del ex beatle Paul McCartney –obsequio de Toyota- voló casi 10 mil kilómetros desde Japón hasta Inglaterra, generando la misma cantidad de dióxido de carbono que hubiera ocasionado manejar la limousine híbrida seis veces alrededor del mundo. El resto del planeta no tardó en advertir la hipocresía de la movida de prensa.

Sir McCartney, debe aclararse, dijo que no estaba al tanto del método de envío de su nuevo auto. “A Paul le ofrecieron un Lexus de regalo y él eligió la limousine híbrida porque ayuda a reducir las emisiones de gases contaminantes”, señaló un vocero del cantante al Daily Mirror. “Se sintió horrorizado al saber que el auto se despachó por avión. Paul siempre hizo campaña por las causas verdes y no puede comprender por qué alguien enviaría el auto desde Japón hasta Gran Bretaña en avión”.

En Inglaterra, los aficionados a los autos no tardaron en burlarse: “Sir Paul, si tanto te interesa la ecología, ¿por qué no rechazaste la amable oferta de Lexus y elegiste algo más pequeño, verde y local, como por ejemplo un Mini Cooper fabricado en Oxford?”, se preguntó la revista TopGear.