2007: El año en que colapsó el tránsito

No hace falta ver ninguna estadística para comprobar que las ventas de autos son récord: eso se ve y se siente todos los días al manejar por Buenos Aires. En el centro de Córdoba y en Rosario ocurre lo mismo. Hasta los pueblos más chicos advierten cómo se complicó la circulación en los últimos años. El 2007 quedará en el recuerdo como el año en que colapsó el tránsito. Si nada cambia, todo indica que el 2008 batirá su propia marca.

¿Cuál es la solución? La salida más lógica es que las autoridades cumplan con la ley que las obliga a invertir en calles, caminos, rutas y autopistas los impuestos que los automovilistas pagamos por patentes, combustibles y peajes. Pero no hay indicios de que exista la intención de hacerlo.

El 40% de los autos que se venden cada año en todo el país se radican en la ciudad de Buenos Aires y sus suburbios. Las últimas obras de accesos que se hicieron fueron hace una década, cuando se ensancharon la Panamericana y la avenida General Paz, y se terminó la autopista a La Plata, entre otras obras. En estos últimos años sólo se agregaron dos carriles a la Avenida Lugones y se ensanchó la 9 de Julio. Queda claro que no es suficiente.

Las cifras de accidentes de tránsito tienen una clara relación con este colapso: cuantos más huevos pongas en una canasta más posibilidades hay de que se rompa alguno.

La solución no pasa por llegar al absurdo de prohibir el ingreso de autos a las ciudades ni por regalarles el peaje a los que viajan acompañados. Esas no son soluciones. Son parches y nunca funcionan porque siempre fallan los controles.

De esta manera, las únicas soluciones reales y posibles son tres.

1) Construir más autopistas: Son feas, costosas, acaban con la tranquilidad de los barrios que atraviesan, fomentan la corrupción por sobreprecios en la construcción y encima después tenemos que pagar peaje para usarlas. Pero cuando un desagüe desborda por exceso de caudal, la solución más lógica es agrandar el caño.

2) Mejorar el transporte público: Son miles los automovilistas que dejarían con felicidad sus autos en casa si pudieran llegar a sus trabajos cómodos, a tiempo y a un precio mucho más económico. Sin embargo, hoy son muchos los que prefieren pagar el costo extra de usar el auto antes de someterse a los transporte públicos, que también colapsaron.

3) Descentralizar el trabajo: Esta alternativa la planteo ante la posibilidad cierta de que nunca se concreten las dos previas. ¿Cuántas personas podrían hacer el mismo trabajo desde sus casas o desde un lugar más cercano? ¿Por qué todos tenemos que empezar a trabajar a la misma hora y en el mismo lugar? Soy periodista desde hace 17 años, vivo en las afueras de Buenos Aires. Los primeros diez años trabajé en redacciones en pleno centro porteño. Hace siete que, gracias a internet, trabajo en mi casa. Conozco decenas de colegas que podrían hacer lo mismo, pero aún dependen de un patrón estructurado que quiere verles la cara todos los días. Ellos usan el auto todos los días para ir a trabajar. Yo lo uso para cosas más importantes, como salir a pasear. ¿Quién vive equivocado?

Estas tres ideas no sólo servirían para descongestionar el tránsito, reducir la contaminación y ahorrar energía. También tienen como fin reivindicar el uso lúdico de nuestros autos y volver a experimentar el placer casi olvidado de manejar sin embotellamientos.

Los autos se lo merecen. Y nosotros también.

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    # por Anónimo - 27 diciembre, 2007 19:32

    En una epoca habia un proyecto que trataba de que todos vivamos a menos de 20 cuadras de una estacion de subte..Pero creo que paso lo de cromañon a ibarra lo hecharon a la mierda y eso quedo en la nada...creo

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    # por Anónimo - 27 diciembre, 2007 21:56

    Se me ocurren algunas medidas mas que podrian ayudar: hacerle una lobotomia al que se le pone el semaforo en verde y avanza sabiendo que no tiene lugar para entrar en la siguiente cuadra y queda atravesado taponando además la calle transversal: los micros de larga distancia y los camiones con semi tienen debilidad por hacer estas cosas. Otra medida que aplicaria es una pena de vivir 2 meses con la suegra al que en una situacion de que por x causa dos carriles se convierten en uno, todos meten la trompa simultáneamente para entrar y pierden el tiempo en torearse, putearse, etc. en lugar de utilizar el viejo (y no por eso menos efectivo) método de que pase uno de un carril y luego uno del otro carril, rapido, sin discusión, sin titubeos, etc. Una ultima: pena de 5 sesiones al hilo con el dentista al cartonero que en plena hora pico va lo mas pancho ocupando a sus anchas todo un carril de avda. Córdoba o peor aun cuando deja su carro estacionado en doble fila al lado de otro que paró, puso las balizas y se fue a tomar un cafe. En fin, esta todo tan descontrolado que a lo mejor metiendo un poco de presión para que todos cumplamos las normas de tránsito (que no son mas que normas de convivencia) la cosa empiece a mejorar.

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    # por Anónimo - 27 diciembre, 2007 23:27

    Lo más triste de todo es que las inversiones en infraestructura se pagan solas cuando un país está en crecimiento. Imagínense que el tiempo que todos los días la gente pierde en las autopistas lo pueda estar utilizando produciendo mas dinero, como consecuencia pagarían mas impuestos, y a la vuelta del trabajo disfrutando del tiempo libre en alguna actividad, sea gimnasio, comprando una piza, alguna comprita, etc. Casi todas estas actividades pagarían impuestos, ni hablar de la mejora de salud de todo el pueblo, que como consecuencia nos daría un resultado de menores inversiones en el sistema de salud. Lamento pensar esto pero debido a otro comentario que leí, creo que con Menem estábamos menos peor. Parece que el pueblo está nocaut. No reacciona. No esperemos a que nuestro país haga algo por nosotros, hagamos algo nosotros por nuestro país.

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    # por Mercurio - 27 diciembre, 2007 23:57

    Es escalofriante ver como la totalidad del texto de Carlos Cristófalo, con el cambio de los nombres propios citados, es totalmente aplicable al caso de Bogotá, ciudad donde vivo, por lo que intuyo que el problema que plantea es de una escala continental, por no decir que global.

    Las soluciones planteadas son las evidentes, sin embargo el modelo no parece sostenible. No solamente aumenta el número de vehiculos sino el de personas: Bogotá hay en día cuenta con mas de ocho millones de habitantes cuando a mitad del siglo XX no contaba con medio millón. Los automóviles han aumentado proporcionalmente aunque la infraestructura es prácticamente la misma, lo que explica su colapso en esta materia.

    Qué hacer? De continuar la tendencia, la realidad es que no podremos ni siquiera movernos entre los miles de automóviles que saturan las vías y contaminan el aire que respiramos. Es un tema que debería inquietarnos mas allá de las consideraciones locales: repito, el modelo no parece sostenible.

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    # por Anónimo - 28 diciembre, 2007 10:23

    Ahora con el problema en el cuello si en lugar de criticar tanto se hubiese seguido con la idea de trasladar la capital a Viedma ó a otro lado ya llevariamos 20 años de ventaja pero somos asi siempre custionando los cambios. Pero de todas maneras se siguen instalando plantas cerca de la capital por que el gobierno no alienta abrir el pais bajando impuestos para radicarse en el interior. FELIZ AÑO A TODOS LOS LECTORES

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    # por Anónimo - 28 diciembre, 2007 12:06

    CC: Si bien que bajes línea no me cayó nada bien, haces un buen blog, con la info justa y pocas estupideces. Por lo cual la dejo pasar.
    Saludos

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    # por Anónimo - 28 diciembre, 2007 12:12

    Mientras puedan seguir llevandose una moneda al bolsillo, lo van a seguir haciendo. Se pueden quedar con muchos más vueltos ensanchando un carril de la general Paz cada década q 4 de una sola vez.

    Asi se reparten las monedas entre los distintos gobrienos.