Encontramos al Torino perdido
Hace un año, la gente del Club Amigos del Torino me habló del tema por primera vez. “Parece que encontraron la Número 1 original”, me dijo Miguel Giralt, más conocido como “Meteoro” y que fuera presidente del club en tres ocasiones. Giralt es famoso porque en su vida sólo habla de Torinos y de la exquisita repostería que prepara su mujer. Si mencionaba a la “Número Uno”, no había dudas sobre lo que hablaba: la cupé Torino 380W TC con la trompa roja y el número uno pintado en las puertas, que fuera conducida por Rubén Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar “Cacho” Fangio en las 84 Horas de Nürburgring de 1969.
La “Misión Argentina” a Nürburgring fue la patriada que lideraron IKA-Renault, Juan Manuel Fangio y Oreste Berta para demostrar en Europa la capacidad de los autos y pilotos argentinos. Se llevaron tres Torino a esta competencia de tres días y medio de duración sobre el circuito más exigente del mundo. Durante más de media carrera, los tres autos argentinos se apoderaron de la punta.
La “Número 1” fue la primera en abandonar por un problema eléctrico que la dejó sin luces. Además, era el auto más difícil de llevar sobre la pista mojada porque, a causa de un accidente durante los entrenamientos, el chasis se había doblado. Por este motivo había recibido el apodo de “Bananita”.
La “Número 2” se retiró tras un despiste y la “Número 3” completó la mayor cantidad de vueltas al circuito, pero clasificó cuarta por penalizaciones reglamentarias. De todos modos, el objetivo de impresionar a los europeos se había cumplido. Los diarios argentinos hablaron de “guapeza”, “gloria” y “sensacional actuación”. Los integrantes de la Misión fueron recibidos a su regreso al país como “ganadores morales” y los autos fueron exhibidos en los concesionarios IKA-Renault de todas las provincias.
Después, la suerte de los tres autos fue dispar. La imbatible “Número 3”, con la trompa gris, fue la más mimada y hoy se exhibe en el Museo Fangio de Balcarce. La “Número 2”, con la trompa amarilla, fue reciclada para correr en TC y terminó destruida. En los años ’90, el entonces presidente de Renault, Manuel Antelo, hizo construir una réplica de este auto, que no guarda ninguna relación con el original más que su apariencia estética. Para peor, el modelo utilizado como base para hacer esta reproducción fue el primer ejemplar de la 380W que salió de la fábrica de Córdoba. Es decir, se arruinó un auto histórico para fabricar una copia.
La “Número 1”, en cambio, pareció haber sido tragada por la tierra. Después del periplo por los concesionarios no se supo más nada de ella. Creyéndola perdida para siempre, incluso hubo gente que fabricó réplicas del famoso auto con la trompa roja y que intentó hacerlas pasar por la original. Hasta se llegaron a exhibir las reproducciones en museos y exposiciones como si fueran auténticas.
Abandonada en San Luis
Hace seis años, el camionero Hugo Cabrero trabajaba en una cantera de Salta y un día paró en una casa a pedir si lo dejaban lavarse un poco para quitarse el polvo del trabajo. Pasó a un baño del fondo y en el medio del jardín, arruinada por la intemperie, vio una cupé Torino que se parecía demasiado a las de Nürburgring. Le preguntó al dueño de la casa cómo había llegado ese auto ahí y el hombre le explicó que años atrás había trabajado como gestor de Renault: “Al dejar de trabajar para la fábrica –cuenta Cabrero-, parece que a este hombre le debían un dinero y le dieron la Torino en parte de pago. El hombre la tenía abandonada porque le habían robado la transmisión cuando la llevó a un taller mecánico para que la pusieran a punto”.
Durante varios meses, Cabrero insistió para que el ex gestor le vendiera el auto y, cuando por fin lo logró, lo cargó en su camión y se fue a Buenos Aires. En el camino dice que perdió el capot de plástico con las características ventilaciones para el motor. “Una vez llevé la cupé en el camión a Arrecifes para ofrecérsela a Di Palma. El Loco se subió y me reconoció que ese era la Torino que había usado en Nürburgring. Marcos estaba con él y juntos lo revisaron completo. Pero en esa época los Di Palma estaban muy ajustados con el trabajo y no pudieron quedársela”.
El relato coincide con una anécdota que el viejo Di Palma le contó una vez a Miguel Giralt: “Me dijo que un día se le apareció un camión con la Número 1 arriba de un trailer y que el dueño se la ofreció. Di Palma me confesó que esa era la cupé auténtica que había corrido y no las otras réplicas que andaban dando vueltas por todo el país”.
Jurasic Car en Moreno
La “Número 1” está desde hace un año en Moreno, provincia de Buenos Aires. En la confluencia de la Autopista del Oeste y el Camino del Buen Ayre hay una empresa de alquiler de máquinas viales propiedad de Miguel Angel Cereijido. Ahí también funcionan los desarmaderos, depósitos y galpones de restauración del otro negocio de Cereijido, CocheAntiguo.com, el sitio de compra-venta de repuestos y vehículos históricos por internet. Es una especie de “Jurasic Car” al aire libre, con autos clásicos desvencijados a la espera de restauración.
El mes pasado, Cereijido y Cabrero aceptaron que Argentina Auto Blog fuera el primer medio de prensa que vea y fotografíe el eslabón perdido de la Misión Argentina de 1969.
El auto se encuentra en un estado ruinoso, ¿pero realmente es la cupé Torino original? Hay muchos elementos para creer que lo es. La trompa conserva restos de la pintura roja y tiene las tomas de aire características de los tres autos de Nürburgring, que Fangio y Berta concibieron para mejorar la refrigeración del motor y los frenos. Los anclajes del capot están invertidos, para que abran al revés que en los Torino de calle. Y lo más llamativo: en el vano motor aún está la chapa remachada con la leyenda “IKA-Renault Argentina, Proyecto Fangio” (así se llamó la aventura antes de recibir el nombre definitivo de “Misión Argentina”).
Además, en el techo y el paragolpes delantero se aprecian los soportes para las luces adicionales que tenían los tres autos. Las llantas (con los neumáticos delanteros totalmente desproporcionados con respecto a los enormes rodillos traseros) son idénticas a las que se ven en las fotos de la época. En el baúl se encuentra el tanque de combustible de competición y en el cockpit están los anclajes para la jaula de seguridad. El larguero izquierdo del chasis muestra claros signos de maltrato y obliga a recordar la anécdota de la “Bananita”.
Después de tantos años de descuido, la pintura está en pésimas condiciones. De las puertas desaparecieron los números y los nombres de los pilotos, pero justo delante del guardabarros trasero aún está la franja en forma de flecha con los colores argentinos.
En busca de autenticación
Cereijido explica por qué tardó tanto tiempo en mostrar el auto en público y por qué aún no lo restauró: “Se habló tanto sobre el paradero de este auto y hay tantas réplicas dando vueltas que, si lo restauramos y borramos los rastros de originalidad que quedan, muchos van a dudar de su autenticidad. Son varios los expertos que admiten que esta es la Número 1 original, pero queremos una certificación definitiva y eso no es fácil de conseguir. En Renault no mostraron ningún interés en el asunto; Berta vive recluido en las sierras de Córdoba; Juan Manuel Fangio y Luis Di Palma fallecieron. Tenemos el motor intacto y los repuestos originales de Torino abundan. Dejarla como nueva no costaría más de diez mil pesos. Este es un auto que merece respeto y me da pena verlo así, pero no vamos a restaurarlo hasta que nadie dude sobre su autenticidad”.
Cereijido es sincero al decir que el auto está en venta. Después de todo, el comercio de autos clásicos es su negocio. “Me ofrecieron comprarlo varias veces, pero hasta ahora nunca se acercaron al precio que pedimos. Creemos que este auto vale 50 mil dólares”.
La cupé Torino menos afortunada de Nürburgring y la más olvidada durante décadas podría tener una chance de recuperar el lugar que tiene en la historia del automovilismo argentino. Lo menos que se puede pedir es que recupere la dignidad que se merece y que permanezca en el país en manos que la sepan apreciar.
La “Misión Argentina” a Nürburgring fue la patriada que lideraron IKA-Renault, Juan Manuel Fangio y Oreste Berta para demostrar en Europa la capacidad de los autos y pilotos argentinos. Se llevaron tres Torino a esta competencia de tres días y medio de duración sobre el circuito más exigente del mundo. Durante más de media carrera, los tres autos argentinos se apoderaron de la punta.
La “Número 1” fue la primera en abandonar por un problema eléctrico que la dejó sin luces. Además, era el auto más difícil de llevar sobre la pista mojada porque, a causa de un accidente durante los entrenamientos, el chasis se había doblado. Por este motivo había recibido el apodo de “Bananita”.
La “Número 2” se retiró tras un despiste y la “Número 3” completó la mayor cantidad de vueltas al circuito, pero clasificó cuarta por penalizaciones reglamentarias. De todos modos, el objetivo de impresionar a los europeos se había cumplido. Los diarios argentinos hablaron de “guapeza”, “gloria” y “sensacional actuación”. Los integrantes de la Misión fueron recibidos a su regreso al país como “ganadores morales” y los autos fueron exhibidos en los concesionarios IKA-Renault de todas las provincias.
Después, la suerte de los tres autos fue dispar. La imbatible “Número 3”, con la trompa gris, fue la más mimada y hoy se exhibe en el Museo Fangio de Balcarce. La “Número 2”, con la trompa amarilla, fue reciclada para correr en TC y terminó destruida. En los años ’90, el entonces presidente de Renault, Manuel Antelo, hizo construir una réplica de este auto, que no guarda ninguna relación con el original más que su apariencia estética. Para peor, el modelo utilizado como base para hacer esta reproducción fue el primer ejemplar de la 380W que salió de la fábrica de Córdoba. Es decir, se arruinó un auto histórico para fabricar una copia.
La “Número 1”, en cambio, pareció haber sido tragada por la tierra. Después del periplo por los concesionarios no se supo más nada de ella. Creyéndola perdida para siempre, incluso hubo gente que fabricó réplicas del famoso auto con la trompa roja y que intentó hacerlas pasar por la original. Hasta se llegaron a exhibir las reproducciones en museos y exposiciones como si fueran auténticas.
Abandonada en San Luis
Hace seis años, el camionero Hugo Cabrero trabajaba en una cantera de Salta y un día paró en una casa a pedir si lo dejaban lavarse un poco para quitarse el polvo del trabajo. Pasó a un baño del fondo y en el medio del jardín, arruinada por la intemperie, vio una cupé Torino que se parecía demasiado a las de Nürburgring. Le preguntó al dueño de la casa cómo había llegado ese auto ahí y el hombre le explicó que años atrás había trabajado como gestor de Renault: “Al dejar de trabajar para la fábrica –cuenta Cabrero-, parece que a este hombre le debían un dinero y le dieron la Torino en parte de pago. El hombre la tenía abandonada porque le habían robado la transmisión cuando la llevó a un taller mecánico para que la pusieran a punto”.
Durante varios meses, Cabrero insistió para que el ex gestor le vendiera el auto y, cuando por fin lo logró, lo cargó en su camión y se fue a Buenos Aires. En el camino dice que perdió el capot de plástico con las características ventilaciones para el motor. “Una vez llevé la cupé en el camión a Arrecifes para ofrecérsela a Di Palma. El Loco se subió y me reconoció que ese era la Torino que había usado en Nürburgring. Marcos estaba con él y juntos lo revisaron completo. Pero en esa época los Di Palma estaban muy ajustados con el trabajo y no pudieron quedársela”.
El relato coincide con una anécdota que el viejo Di Palma le contó una vez a Miguel Giralt: “Me dijo que un día se le apareció un camión con la Número 1 arriba de un trailer y que el dueño se la ofreció. Di Palma me confesó que esa era la cupé auténtica que había corrido y no las otras réplicas que andaban dando vueltas por todo el país”.
Jurasic Car en Moreno
La “Número 1” está desde hace un año en Moreno, provincia de Buenos Aires. En la confluencia de la Autopista del Oeste y el Camino del Buen Ayre hay una empresa de alquiler de máquinas viales propiedad de Miguel Angel Cereijido. Ahí también funcionan los desarmaderos, depósitos y galpones de restauración del otro negocio de Cereijido, CocheAntiguo.com, el sitio de compra-venta de repuestos y vehículos históricos por internet. Es una especie de “Jurasic Car” al aire libre, con autos clásicos desvencijados a la espera de restauración.
El mes pasado, Cereijido y Cabrero aceptaron que Argentina Auto Blog fuera el primer medio de prensa que vea y fotografíe el eslabón perdido de la Misión Argentina de 1969.
El auto se encuentra en un estado ruinoso, ¿pero realmente es la cupé Torino original? Hay muchos elementos para creer que lo es. La trompa conserva restos de la pintura roja y tiene las tomas de aire características de los tres autos de Nürburgring, que Fangio y Berta concibieron para mejorar la refrigeración del motor y los frenos. Los anclajes del capot están invertidos, para que abran al revés que en los Torino de calle. Y lo más llamativo: en el vano motor aún está la chapa remachada con la leyenda “IKA-Renault Argentina, Proyecto Fangio” (así se llamó la aventura antes de recibir el nombre definitivo de “Misión Argentina”).
Además, en el techo y el paragolpes delantero se aprecian los soportes para las luces adicionales que tenían los tres autos. Las llantas (con los neumáticos delanteros totalmente desproporcionados con respecto a los enormes rodillos traseros) son idénticas a las que se ven en las fotos de la época. En el baúl se encuentra el tanque de combustible de competición y en el cockpit están los anclajes para la jaula de seguridad. El larguero izquierdo del chasis muestra claros signos de maltrato y obliga a recordar la anécdota de la “Bananita”.
Después de tantos años de descuido, la pintura está en pésimas condiciones. De las puertas desaparecieron los números y los nombres de los pilotos, pero justo delante del guardabarros trasero aún está la franja en forma de flecha con los colores argentinos.
En busca de autenticación
Cereijido explica por qué tardó tanto tiempo en mostrar el auto en público y por qué aún no lo restauró: “Se habló tanto sobre el paradero de este auto y hay tantas réplicas dando vueltas que, si lo restauramos y borramos los rastros de originalidad que quedan, muchos van a dudar de su autenticidad. Son varios los expertos que admiten que esta es la Número 1 original, pero queremos una certificación definitiva y eso no es fácil de conseguir. En Renault no mostraron ningún interés en el asunto; Berta vive recluido en las sierras de Córdoba; Juan Manuel Fangio y Luis Di Palma fallecieron. Tenemos el motor intacto y los repuestos originales de Torino abundan. Dejarla como nueva no costaría más de diez mil pesos. Este es un auto que merece respeto y me da pena verlo así, pero no vamos a restaurarlo hasta que nadie dude sobre su autenticidad”.
Cereijido es sincero al decir que el auto está en venta. Después de todo, el comercio de autos clásicos es su negocio. “Me ofrecieron comprarlo varias veces, pero hasta ahora nunca se acercaron al precio que pedimos. Creemos que este auto vale 50 mil dólares”.
La cupé Torino menos afortunada de Nürburgring y la más olvidada durante décadas podría tener una chance de recuperar el lugar que tiene en la historia del automovilismo argentino. Lo menos que se puede pedir es que recupere la dignidad que se merece y que permanezca en el país en manos que la sepan apreciar.
# por sanekuz - 12 diciembre, 2006 11:23
# por Anónimo - 20 marzo, 2010 00:03
realmente increible!!!!!!! por lo menos que lo metan bajo techo!!!
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