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Más apuntes de la Semana Santa de Monterey

Por Cristián Bertschi
Enviado especial a California

Para que los que se quedaron pensando si “palangana” iba destinado al 356, acá les envío un especial de Porsche lindos.

El segundo día de Automobilia Monterey, en el Emabassy Suites, fue similar, con mucha gente visitando y lindos autos en el estacionamiento. La lista quedó así: Ferrari 250 TdF, Ferrari 288 GTO, otra Ferrari 275 GTB/4, Mercedes Benz 300 SL Roadster, unos cuántos Porsche 356 y una Bugatti Veyron.

En la visita a RM Auctions me encontré con una muy linda Ferrari 225S Vignale que, según mi entender, está muy buena. Un Aston Martin DB3S, al compás de la crisis tres Enzo y una Veyron, marcando la nueva era: ¡quién hubiera dicho que los autos más prestigiosos y deseados iban a ser "in plastica"!.

Después se hizo la fiesta de McCall en el Jet Center de Monterey. Muy rico todo, muy exclusivo. Es una fiesta extraña, con mucha comida, mucha bebida, muchos autos exclusivos (auspician Porsche y Spyker) y aviones, tanto civiles como militares. Había coleccionistas, restauradores, vendedores, subastadores y tres argentinos. Yo era uno.

Como Porsche estaba presentando el Panamera de manera muy exclusiva a los clientes americanos aproveché para charlar con Aaron, piloto de un F16.

Si algunos piensa en venir a Monterey, están a tiempo, pero sepan que no vale la pena. No tengo idea de qué me espera hoy, pero estoy seguro de que va a ser otra porquería.

Diálogo de desayuno en un bar:
-¿Cómo le gustan sus huevos señor?
-Ehhhh... mejor sólo deme café.

* Historiador argentino de autos clásicos, socio de la editorial Whitefly.cc

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Apuntes desde la Semana Santa de Monterey


Por Cristián Bertschi *
(Enviado especial a California)

Desde hoy y hasta el domingo se celebra lo que todos conocemos como la “Semana Santa de Monterey”, una serie de eventos de autos clásicos que incluyen cuatro concursos de elegancia, cinco subastas y carreras en circuito.

Como para empezar a calentar un poquito la cosa, desde ayer la gente empezó a recorrer la ciudad con sus autos. Una de las muestras que ya se pudo visitar fue el Automobilia Monterey, en el hotel Embassy Suites: un salón de ventas de repuestos, libros, revistas, artículos de colección y de decoración tan insólitos como buzos antiflama de viejos pilotos y piezas que supuestamente pertenecieron al Porsche 550 Spyder con el que se mató James Dean. También se conseguía El Gráfico.

Afuera, estaban los autos de los visitantes: Ferrari 275 GTB/4, Ferrari 250 GTO (¡auténtica!), Ferrari 250 SWB, Alfa 8C Competizione (alias “El Gordo”, según Chara), Maserati 300S y alguna que otra porquería más.

***

Diálogo en un bar

-¿Le gustaría tomar más café, señor?
-¿Usted le llama café a esta cosa negra?
-Sí, señor.
-¿Entonces cómo lo llaman aquí al petróleo?
-Oh, no lo llamamos, señor. Simplemente lo bombeamos dentro de nuestros autos.
-¿Usted llama “auto” a ese Chevrolet Malibu?
-Sí, señor.
-OK, comprendo. Por favor, un poco más de “café”.

***

Encuentro cercano con el Porsche Panamera
El Panamera es como leer un libro con la tipografía en cuerpo 18. Y el problema es que usa los argumentos estilísticos Porsche, que si bien nos dio tiempo para acostumbrarnos a la Cayenne, ahora vuelve a golpear. Se puede apreciar la desproporción con la palangana que tiene al lado.

* Historiador argentino de autos clásicos, socio de la editorial Whitefly.cc

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Crítica: Alfa Romeo Mito 1.4 Turbo

Texto y fotos:
Cristián Bertschi
(enviado especial a Turín, Italia).

Modelo fotográfico:

Juan Manuel Díaz
(rosarino, diseñador del Alfa Mito y responsable de Advanced Design Fiat)

Luego de meses de espera, rumores, campañas no convencionales de promoción, discusiones, concursos para elegir el nombre y vaivenes de la economía mundial, una de las marcas con más historia en la industria automotriz, Alfa Romeo, presentó un nuevo producto en un segmento totalmente novedoso para su historial: el Mito.

Pasaron algunos meses desde su presentación en Milán hasta el comienzo de la comercialización en el segundo semestre de 2008 y algunos otros hasta que pudimos darnos el gusto de manejarlo. Pero este gusto fue doble, ya que la vuelta por Turín la hicimos con la persona que más conoce su forma: el diseñador rosarino Juan Manuel Díaz.

Arrancamos el día con un paseo por el Mirafiori Motor Village, una mega-agencia Fiat, Alfa Romeo y Lancia donde nos entregaron las llaves de un Mito 1.4 Turbo de 120 caballos. Esta versión se ubica en la mitad de la oferta de motores, con el 1.4 Turbo de 150 caballos por arriba, que es el que probablemente se comercialice en la Argentina a partir de este invierno.

La primera pregunta vino de Díaz: “¿Y, Bertschi? ¿Qué te parece?”. Lo miré fijo y no le contesté, por las dudas de que se fuera a agrandar.

El contacto fue breve, pero suficiente para tener una idea de la sensación de manejo del nuevo Alfita.

Sobre el exterior sólo voy a decir que me encanta, y que se ve muy diferente en fotos que en la realidad. Combina un equilibrio de volúmenes clásico con un tratamiento de las superficies por momentos complejo, que hacen que lleve un rato comprenderla, cosa que en mi opinión es muy positiva: hace que uno se sienta atraído por el auto y que no se aburra al poco tiempo de verlo por la calle.

El motor es ágil y muy lógico para un auto de este tamaño. Toda la gama tiene el ya famoso selector DNA (Dynamic–Normal–All weather) que cambia el comportamiento dinámico del auto. Las suspensiones tienen un equilibrio correcto entre firmeza y confort y hacen que sea divertido de manejar.

Encontrar una posición de manejo cómoda para mis 1,83 metros de altura me llevó algunos minutos, pero con buena voluntad uno puede sentarse de manera correcta y adecuada.

En resumen, este contacto sirvió para confirmar que el trabajo de diseño para adaptar la plataforma del Fiat Grande Punto a un pequeño deportivo fue excelente, que es divertido de manejar y sobre todo que la gente por la calle lo acepta, lo mira, lo admira y lo desea.

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"Viven aquí": el país que no miramos

Whitefly, la editorial argentina famosa por la meticulosa obsesión con los autos clásicos que dejaron su huella en nuestro país, anunció la edición de la primera entrega de “Viven aquí”, una serie de libros que recopilará las historias y descubrimientos de autos históricos en la Argentina. Abandonados en galpones, llenos de polvo y con historiales muchas veces difíciles de trazar, las reliquias que se repasan en esta obra tienen el doble encanto de su propio peso histórico y del golpe de suerte que muchas veces permitió descubrirlas.

El recopilador es Santiago Sánchez Ortega, hijo de Enrique Sánchez Ortega, quien escribía la sección del mismo nombre en la desaparecida revista Parabrisas Corsa. “Mi padre en sus últimos años, estando ya enfermo, presagiando tal vez su inevitable final, comenzó a recopilar y clasificar sus propios artículos sobre autos clásicos durante los años que había trabajado en la revista Parabrisas Corsa. Nunca pudo terminar esta paciente labor ya que su último año de vida estuvo muy ocupado combatiendo su enfermedad. Más de quince años después, yo decido retomar el trabajo de buscar y seleccionar los artículos faltantes y de rastrear las fotos originales (de 40 años o más) de cada uno de las autos mencionados. Finalmente, después de dos años, se pudo terminar la primera parte de este famoso libro”, señaló Santiago.

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Una mirada argentina sobre Pebble Beach

El fin de semana pasado se celebró en California, Estados Unidos, el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, el encuentro de autos clásicos más importante del mundo, que corona una serie de subastas, carreras y exposiciones que se realizan a lo largo de toda una semana en la zona de Monterey. Se trata de un evento tan exclusivo que las reservas en los hoteles y los tickets de acceso se agotan con varios meses de anticipación.

Por ahí estuvo el profesor de Historia y diseñador argentino Cristián Bertschi, fundador de Whitefly, la editorial de libros de autos clásicos más respetada de la Argentina. A pedido de este blog, Bertschi envió su crónica desde Pebble Beach en la forma de la siguiente galería de fotos exclusivas.

El Mejor

El coleccionista norteamericano John Shirley se quedó con el premio más importante de esta 58º edición del Concurso de Elegancia de Pebble Beach: el “Best of Show”, que ganó su Alfa Romeo 8C 2900B Touring Berlinetta de 1938.

Reut/Jones
El piloto australiano Alan Jones volvió a sentarse al volante de un Fórmula 1 en Monterey. Willy, amigo de Bertschi, no resistió la tentación de gastarle la típica broma con el cartel REUT/JONES.

Homenaje a Andrea Pininfarina
El coleccionista Roland Hall le encargó hace un año al estudio Pininfarina el desarrollo de un one-off sobre la base del Rolls-Royce Phantom Drophead. Andrea Pininfarina, responsable del proyecto, murió una semana antes de la presentación en público del auto terminado. En Pebble Beach, Hall le dedicó su auto al diseñador desaparecido.

Compañeros Inseparables
Admiral Phillips se volvió a pasear por Pebble Beach al volante de su Ferrari que compró en 1960.

La Favorita del Público
Esta Ferrari 250 SWB recibió el premio del público: “People Choice”.

Podio para Shelby
Dos días antes del concurso de Pebble Beach se realizó otro certamen en Quail Lodge, un lujoso complejo muy cercano. El premio “Best of Show” se lo llevó este Shelby Cobra.

La Bugatti Veyron debutó sin techo
Bugatti presentó en Pebble Beach la nueva Grand Sport, la versión targa de su Veyron 16.4. El primer ejemplar se subastó ahí mismo y se la quedó un comprador anónimo, que ofertó 2,9 millones de dólares por teléfono. Con las comisiones llegó a 3,19 millones.

La Mejor
La auténtica Best of Show.

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